Para poder sanar el dolor hay que hacer las paces con él, dejarlo de ver como un enemigo y entender de dónde surge y por que aparece en tu vida, ya sea dolor físico, emocional, mental, etc.
Todo dolor, independientemente de la causa que lo provoque tiene un significado importante para ti, hay algo que quiere decirte, y siempre puedes aprender de él.
El propósito del dolor no es martirizarte, ni hacer tu vida miserable, está ahí para transformarte, y ayudarte a trascender.
Muchas personas viven con enfermedades y dolores emocionales crónicos diariamente, haciendo que este se instaure en momentos específicos o que pueda estar ahí durante toda tu vida, puede ocupar una parte pequeña de la vida o el día entero.
El verdadero trabajo entonces no consiste en negar el dolor, sino en abrir la puerta para recibirlo con alegría y amor por que viene a enseñarte a amar tu cuerpo para así poder superarlo.
El dolor al ser una experiencia desagradable hace que nadie quiera sentirlo, pero si cambiamos la perspectiva y lo tomamos como un maestro que viene a cambiar tu forma de pensar, sentir y actuar probablemente puedes estar más abierto a las preguntas como ¿Qué esta intentando decirte?, ¿de dónde viene?, ¿Qué provoca el malestar?
Al ser el dolor una manifestación de mal- estar, el cuerpo, y la mente serán sensibles y susceptibles a él. Entonces, es importante entender que el cuerpo es una representación o reflejo de nuestros pensamientos y creencias internas, siempre nos está hablando, pero nosotros no siempre estamos listos para escucharlo.
Si escuchamos a nuestro cuerpo y sus necesidades estaremos sintonizados con su bienestar, la enfermedad y el malestar desaparecerían de nuestra vida, y entenderíamos desde esta perspectiva que nosotros somos los que nos creamos las enfermedades y dolores innecesarios.
Esta demostrado científicamente que todas las células de nuestro cuerpo responden a nuestros pensamientos, la materia se transforma en función de la energía que se le otorga, la energía que nuestras emociones llevan al cuerpo, producto de nuestros pensamientos es capaz de transformar la materia de nuestro cuerpo, más aún si esta va acompañada de diálogos internos autodestructivos o palabras inconscientes que pronunciamos.
El cuerpo como todo en la naturaleza se mueve por el principio del bienestar, el placer, y desea tener una salud óptima, sin embargo, está sujeto siempre al cuidado que deseamos darle, y también será susceptible al maltrato por alimentación, pensamientos, y inacción que le demos.
Cuando el cuerpo no se siente satisfecho con el trato recibido, aparece el dolor como una primera señal de que algo no está funcionando bien, este dolor puede ser mental, físico o emocional. Puede ser que la manifestación del cuerpo sobre su inconformidad con su trato venga de un golpe, resfrío, insomnio, ideas que no paran, sensaciones corporales incomodas, golpes suaves, rasguños, etc. Es la forma en la que el cuerpo te manda una señal indicando que algo no va bien, a medida que el cuerpo enferma, es una forma desesperada de atraer la atención de la consciencia para su beneficio.
El problema entonces, no radica en que el cuerpo no pueda hablar, el problema real es que no prestamos atención, o si lo hacemos, nos identificamos rápidamente con esa sensación difícil e incómoda para correr y buscar ayuda para callarlo, entonces aparecen la necesidad compulsiva de analgésicos, la búsqueda intensa de doctores que nos alivien el malestar, y al hacer esto sin atravesar las preguntas de cuál es el sentido del dolor, le estamos diciendo a nuestro cuerpo que se calle, que no lo vamos a escuchar, o intentamos ser demasiado “prácticos” calmando el dolor y apurándonos a continuar nuestra vida en un camino que nuestro ser esencial sabe que no es el correcto.
Cuando actuamos de ese modo, el cuerpo callará un momento, pero enseguida tomará fuerza y hablará nuevamente, desde esta perspectiva se entiende la mutación de síntomas y enfermedades, como existen personas que pasan su vida de enfermedad en enfermedad, y de tratamiento en tratamiento. Si no paras y escuchas a tu dolor, probablemente este se seguirá manifestando de formas cada vez mas violentas hacia tu propio cuerpo hasta que prestes atención.
Cuando no escuchamos el dolor, el cuerpo tiende a pensar que no es amado, que no es importante y puede iniciar su propio proceso de autodestrucción. Sin embargo, estas ideas grabadas en tu cuerpo pueden no solo cambiar sino descodificar los pensamientos que existen detrás de cada síntoma o enfermedad.
En este punto, donde ya comprendemos que el dolor es una manifestación interna de que algo no anda bien en tu vida, y sabemos como se crea, es importante entender la función que cumple.
Muchas personas pueden entender esto conscientemente o desde el inconsciente, y utilizar el dolor y la enfermedad en una forma legítima de evitar las responsabilidades o las situaciones desagradables, y esta estructura neurótica puede ser muy autodestructiva si no la comprendes y sanas a tiempo. Muchas veces, el usar la enfermedad como mecanismo de evitación, se debe a que no podemos decir no por nosotros mismos, y entonces recurrimos a la enfermedad como un aliado para demostrar el “no” que no nos atrevemos a manifestar.
Sin embargo, utilicemos o no esta estructura de pensamiento – acción, tu cuerpo te hará saber a través del dolor, que debes parar, que necesitas prestar atención a los mensajes de tu ser que indican que debes cambiar de dirección, tendrás que prestar atención a lo que sucede y escuchar al cuerpo que lo único que quiere estar sano, pero para esto necesita indiscutiblemente tu colaboración, no lo puede hacer por si mismo.
Solamente si descubres el patrón mental que se esconde detrás del dolor o de la enfermedad tienes la oportunidad de cambiarlo a través y frenar tu dolor y tu mal-estar.
Entonces la pregunta que debes hacerte es ¿estás dispuesto a escuchar a tu cuerpo y liberarte de la necesidad de sostener tu dolor? Si la respuesta es afirmativa entonces es el momento para empezar a actuar desde al amor a tu cuerpo y la escucha atenta y sincera a sus señales.
Solo a través del amor y aceptación real a tu cuerpo podrás sanar todo dolor. Ama tu cuerpo y siéntete dispuesto a devolver la salud optima dándole a tu cuerpo lo que necesita en cada momento.
Pasos para sanar el dolor
- Acepta y agradece a tu dolor por que viene a enseñarte algo que no está funcionando bien en tu vida y debe cambiar.
- Realiza con frecuencia las siguientes interrogantes:
- ¿qué duele y con qué puede estar asociado este dolor?
- ¿qué está intentando decirte que cambies ese dolor?
- ¿qué acciones que realizas cotidianamente contribuyen a que ese dolor siga manifestándose?
- ¿Cuál es el miedo que se esconde en el dolor?
- ¿Qué estoy evitando, ser o hacer con este dolor?
- ¿cuál es el beneficio que tengo al seguir manifestando este dolor?, ¿de qué situación incomoda el dolor me está salvando?
- ¿qué o a quien no puedo soportar y el dolor me ayuda a evitarlo?
- ¿cómo estoy contribuyendo a este problema?
- ¿qué debo saber?
- ¿Qué áreas de mi vida deben cambiar?
- Realiza afirmaciones diarias y constantes respecto al amor hacia tu cuerpo, y cuanto valoras tu cuerpo, estas afirmaciones deben ser repetidas en forma afirmativa, y deben ser dichas dos o tres veces cada día. Si no sabes cómo realizar afirmaciones, puede bastar hacer una lista de cuales son necesarias para ti, es importante que estas sean dichas de preferencia frente a un espejo y en momentos donde no tengas interrupciones. A continuación, te proponemos algunas que pueden ser de utilidad:
- amo a mi cuerpo ya que este es el vehículo que permite que mi ser se desarrolle en todos los aspectos que necesita.
- Escucho con amor las señales de mi cuerpo
- Alimento a mi cuerpo con coherencia desde una alimentación sana y nutritiva
- Le doy a mi cuerpo el descanso y el abrigo que requiere en todo momento.
- Todo está perfecto en mi mundo, confío en el proceso de la vida
- El temor está fuera de mi
- Le doy permiso para que se encuentre bien en todos los niveles renunciando a creencias autodestructivas del pasado.
- Elijo estar bien.
- Al sentir dolor o malestar, trata de tranquilizarte y confiar que la manifestación del dolor es parte de la alerta de tu ser superior que te ayuda a ver lo que tienes que cambiar en tu vida para liberarte de esto.
- Aprende técnicas para relajar y soltar el cuerpo, esta puede ser a través de la introspección, meditación o estiramientos profundos. Hay más de un ejercicio para relajar el cuerpo, atrévete a descubrir cual es el tuyo y qué te ayuda a relajar y soltar la tensión corporal.
- Diseña un plan concreto de acción que puedas poner en práctica para efectuar el cambio que tu cuerpo está solicitando. Después de todo vale mas un gramo de acción que toneladas de intención.
Recuerda que todo gran viaje comienza con un paso. Cada paso por mas pequeño que sea te permite lograr un cambio significativo en tu vida, el dolor probablemente no desaparecerá de la noche a la mañana, ya que tampoco se instauró de un momento a otro. Sin embargo, el amor propio es la única herramienta que permitirá efectuar el cambio, se amable contigo y con tu propio proceso de transformación, necesitas tiempo para reconocer que ya no es necesario en tu vida y más tiempo para poder soltar viejas creencias.
El proceso psicológico permitirá descubrir cuales son las viejas creencias que tienen que ser remplazadas, te ayudará a cuestionarte y replantearte pensamientos que ya no son necesarios y a soltar y dejar fluir emociones que te encadena.
+Recuera que el cuerpo es un reflejo de tus pensamientos y creencias interiores y cada célula responde a tus pensamientos y emociones mas profundas. Con tu terapeuta de confianza puedes analizar cuáles son estos pensamientos que deben ser trascendidos.
“En este mundo de cambio, elige ser flexible en todas las áreas. ábrete al cambio y a cambiar tus creencias para mejorar tu calidad de vida y tu entorno. Tu cuerpo te ama a pesar de como lo trates. Tu cuerpo se comunica contigo y ahora escucha sus mensajes. Estas preparado para recibir el mensaje. Presta atención y haz las enmiendas necesarias. Ama tu cuerpo y dale lo que necesita en todos los niveles para devolverle la salud optima. Recurre a es fuera interior que está esperándote para cuando la necesites” L. Hay
Recuerda que tu cuerpo es solo el vehículo que lleva a tu ser a donde quieres ir, tu eres el conductor y de ti depende hacia donde quieres dirigir tu vida, elige dirigir tu vida a un camino con sentido que se conecte siempre con el propósito para el que fuiste creado, que definitivamente va más allá de todo dolor.