¿Cómo manejar la ira y enojo?

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El hecho de que estés enojado no necesariamente significa que tengas un problema. Todas las personas experimentamos gran cantidad de ira, enojo y frustración en diferentes momentos de nuestra vida. 

La ira es una respuesta natural que tenemos y que nos ayuda a sobrevivir y protegernos del entorno y de otros. 

A continuación, te propongo algunos ejemplos de cuando la ira es saludable y nos ayuda:

  • Nos da el coraje necesario para defendernos a nosotros mismos y a aquellos que amamos, cuando son heridos o se encuentran en una situación vulnerable. 
  • Nos motiva a mejorar como humanidad, inspirándonos acciones sociales y justas, buscando cambios a aquellos sistemas que no funcionan.
  • La ira reafirma nuestra individualidad, especialmente cuando somos niños 
  • Gracias a la ira y el enojo advertimos a otros que no pueden tomar ventaja de nosotros.  

Las personas que no se permiten sentir y expresar la ira con frecuencia, sufren riesgo de tener depresión, baja autoestima y ciertas conductas de victimización. 

Sin embargo, es importante considerar que cualquier emoción desproporcionada puede generar un malestar.  El enojo y la ira excesiva tampoco es útil, de hecho, esta puede traernos un efecto negativo en nuestra salud, dañar nuestras relaciones interpersonales, y limitarnos a experimentar felicidad. 

Para poder identificar si tienes un exceso de ira, que puede ser poco saludable para ti, te propongo una guía que te puede ayudar a identificarla

  1. Encuentras un patrón similar y repetitivo donde expresas el mismo tipo de palabras de enojo que se manifiestan en situaciones particulares. 
  2. Inclinación para gritar a las personas y utilizar palabras violentas 
  3. Dificultad para manejar situaciones difíciles sin ponerte enojado
  4. Frecuencia de pensamientos violentos o acceso a violencia que puede traer problemas legales 
  5. Periodos donde sientes que el ponerte violento te hace sentir mejor. 
  6. En lugar de resolver un problema, aprendes a vivir con el problema y te mantienes con ira.
  7. Problemas de salud como hipertensión y problemas digestivos 
  8. Eres reconocido por tu entorno social como una persona con ira y a la que la mayoría de las personas temen.
  9. Evitas situaciones sociales porque tienes miedo de tu propia reacción o temperamento. 

Conociendo la Ira.

Es difícil explicar con certeza por qué existen personas más iracundas que otras, estos factores están asociados a carácter, y a experiencias tempranas difíciles, donde la necesidad de protección era tan grande que desarrolló expresiones de ira, como mecanismos de defensa.

A continuación, intentamos presentar factores que pueden contribuir a mantener comportamientos de ira descontrolada

Hábito. – Cuando nos acostumbramos a tener expresiones de ira frecuente, el enojo y la ira pueden volverse una respuesta automática a ciertas situaciones, y este hábito puede ser reforzado por otras personas que constantemente logran sacarte de tus casillas. 

Miedo. – la ira puede ser sentida como una respuesta a situaciones que causan temor y nos abruman, especialmente cuando sentimos que si no respondemos agresivamente estas situaciones nos harán mucho daño. Entonces la ira surge como un mecanismo de protección. 

Vergüenza. –  En ocasiones la ira puede surgir como ese sentimiento de pelear para proteger nuestra dignidad y sentido de autovalor.

Falta de asertividad. –  Si no puedes hablar por ti mismo, expresar tus ideas, emociones y miedos, empiezas a sentir una sensación de enojo interno que se siente como que algo por dentro fuera a explotar. 

Pérdida. – En tanto se propone como un estado de enojo y tristeza que se interrelacionan constantemente. 

Baja tolerancia a la frustración. –  incapacidad para tolerar situaciones que fácilmente otros pueden manejarlos

Respuesta a un trauma pasado. – Si sientes que has sido herido en el pasado, puedes al vivir una situación parecida, puedes entendiblemente reaccionar demasiado fuerte, con enojo e ira a situaciones que puedan rememorar las emociones y sentimientos que produjeron

Como un síntoma psicológico y físico. – Las situaciones que implican constante dolor, o cambios hormonales y disturbios emocionales, pueden producir con mayor frecuencia episodios de ira. 

 

¿Cómo reducir la ira y el enojo en lugar de llegar a arrebatos?

Para poder comenzar a reducir las explosiones de ira es importante entender cómo se producen: 

Para esto te proponemos 3 pasos que pueden ser de utilidad:

  1. Comprende cuales son las causas y consecuencias de tus ataques de ira, desde una perspectiva y análisis individual. Es importante mirar dentro de ti mismo para descubrir cuales son los motivos que despiertan estos estados en ti, y cuales son las maneras particulares en las que decides reaccionar y responder ante esto. 
  2. Aprende cómo calmarte a ti mismo en situaciones de Crisis, existen numerosas técnicas psicológicas e introspectivas que te pueden ayudar a apagar el fuego en lugar de avivarlo. 
  3. Conoce estrategias para prevenir que tus ataques de ira comiencen a incrementarse. 




 Conociendo las causas y consecuencias de los ataques de ira.

Entender cómo se produce la ira, y que la calma es fundamental en el proceso de crecimiento personal. 

Sin lugar a dudas, los episodios de ira se mantienen debido a que se sienten beneficios a corto plazo. Tales como ganar seguridad, mantener poder, lograr cambios, poner una barrera ante las amenazas del entorno. Sin embargo, muchos de estos beneficios pueden ser alcanzados de maneras más efectivas y asertivas. 

Cuando hablamos de ganancia secundarias es claro que estas se sienten durante muy poco tiempo, ya que inmediatamente después de haber sentido la gratificación podrías experimentar sensaciones displacenteras al darte cuenta de que has perdido las ganancias inmediatas que te dio la ira tales como:

  • Te sientes muy bien inmediatamente después de un ataque de ira, esto es debido a que inmediatamente después del efecto de ira, tu cuerpo produce neuropéptidos reconfortantes que te hacen sentir bien, como una búsqueda de tu cuerpo de recomponer el equilibrio fisiológico que se rompió en el ataque de ira. 
  • Da fortaleza y gusto saber que pudiste hacer que la gente te escuche 
  • Te sientes en sintonía contigo mismo cuando estás enojado, esto se debe a que el enojo y la ira te hacen sentir que tu eres importante, que vales y que tu lugar es importante guardarlo. 
  • Sabes que si no experimentas tu enojo respecto a cosas que te molestan terminaras triste y con ganas de llorar
  • La ira y el enojo te protege del miedo, ya que le dotan a tu cuerpo de una dosis de energía que te conecta con el valor para enfrentar las cosas que se presentan en la cotidianidad. 
  • Mostrarte iracundo y enojado te hace sentir que le demuestras a la gente que no eres débil. 

La ganancia obtenida mediante los ataques de ira a corto plazo genera tristeza y frustración una vez que desaparecen. Entonces la propuesta es lograr encontrar la seguridad, la confianza, el respeto a tu parte personal, de maneras más saludables. 

Ahora para lograr esto, es importante que puedas encontrar cual es la situación particular que te lleva frecuentemente a desencadenar episodios de ira, esto será muy útil para poder identificar a su vez cómo calmarte cuando estos episodios lleguen. 

¿Cómo calmarte a ti mismo en situaciones de crisis?

 La respuesta apropiada a este interrogante depende de la situación que estés viviendo, es decir valdría considerar si estas solo, o si estas en disputa con otra persona, una de las claves para controlar el enojo es conocer, qué te provoca estos estados y que te calma, a fin de que puedas poner en práctica estos consejos cada vez que lo necesites. 

A continuación, te proponemos herramientas que pueden ayudarte a calmar tu enojo:

  • Evita reaccionar inmediatamente ante las situaciones que te producen enojo
  • Respira contando hasta 10 antes de reaccionar
  • Cuando te sientas muy molesto, es importante dejar salir tu enojo a través de superficies que puedan resistirlo: Por ejemplo, intenta golpear con una almohada tu colchón o el sofá de tu casa hasta que sientas que te has calmado, esta práctica permite que toda la emoción se desfogue y no actúes o digas cosas de las que te puedes arrepentir. 
  • Incorporar en tu rutina diaria prácticas que te permitan relajarte, pueden ser estiramientos, prácticas de respiración, siestas o pausas entre tu jornada de trabajo. 
  • Aprende a decir no sin necesidad de justificarte, muchas veces el poder decir no a las situaciones que sabes que no puedes cumplir, o que te molestan o incomodan evitan que te cargues negativamente innecesariamente. 
  • Aprende a observar tus estados emocionales con frecuencia y tener paciencia contigo mismo, aprender a controlar tu ira es un trabajo que se aprende día a día y depende de ti manejarlo adecuadamente. 
  • Asistir a psicoterapia siempre te brindará herramientas prácticas para poder encontrar donde reside tu enojo y cómo elaborar mejor situaciones que te producen ira y agresividad.

 

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