Toxicomanías y Psicoanálisis

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Por: MSC. Lorena Villacis Psicóloga Clínica 

La llamada modernidad ha traído consigo importantes avances para el desarrollo de la civilización, lo que conlleva una  idea de “progreso” y consecuencias para la subjetividad. El discurso del mercado ha precipitado ciertas formas de relación entre los sujetos a partir de los objetos que el mismo mercado nos ofrece. Uno de estos objetos es el objeto  droga. Si bien podríamos decir que las drogas han existido desde el inicio de la humanidad, las relaciones  que hemos hecho con ellas en lo social, son propias de cada época y responden a características particulares de los momentos, de los hechos históricos, políticos y económicos por los que atraviesan las sociedades y, en  onsecuencia, de aquellos que las conforman.

El empuje a “tenerlo todo”, a la producción sin fin, y a la inmediatez de la satisfacción es el rasgo mandatorio
de nuestra época. Cada ser hablante construirá respuestas particulares para hacerle frente a estos mandatos; y una de esas respuestas atañe a las relaciones vertiginosas con las drogas. 
Es una época en donde el intercambio simbólico está sobre la cuerda floja, coartado por un objeto traducido en forma de sustancia, de trabajo, de tecnología, es una época en la que nos ofrecen un sinnúmero de objetos para alcanzar, aparentemente, la satisfacción, pero que, en realidad, promueven la insatisfacción absoluta al empujarnos a pedir más y más, favoreciendo el aparecimiento de fenómenos clínicos complejos como las

toxicomanías. 

Las toxicomanías representan hoy en día un fenómeno cuya complejidad concierne no solo al ámbito político y social, sino también al de la llamada salud mental. En este orden, los profesionales Psi estamos obligados a considerar la especificidad de este campo, a reconocer las diferencias existentes entre lo patológico y lo que podría considerarse un fenómeno social, con la finalidad de actuar de forma ética  y rigurosa en la práctica clínica.

Las toxicomanías, o más comúnmente conocidas como adicciones, son el objeto de preocupación de distintos campos de investigación. Su etiología, consecuencias y  tratamiento son debatidos desde la medicina, la psiquiatría, el psicoanálisis, la religión, la política, la sociología, la antropología, la psicología, entre otras disciplinas involucradas.  Muchos de estos campos del saber plantean varias propuestas en torno a este fenómeno clínico, por esto se dispone de un sinnúmero de estrategias que apuntan a detener la expansión de las adicciones pero que, al mismo tiempo, invitan a  cuestionar los modos tradicionales de su abordaje.

Para varios discursos, con un enfoque biologicista, las adicciones cobran el valor de enfermedad, ocasionada por un agente externo al ser humano (pero no a la cultura) que infecta su cerebro y que lo vuelve preso
de sus efectos. Fruto de estos discursos, dos vías posibles de entender las toxicomanías se abren; la primera pone en el centro del problema a las drogas, en donde el sujeto no tiene responsabilidad sobre lo que le aqueja y, la segunda, ubica al sujeto en el orden del crimen y del castigo. Estas concepciones tienen como resultado abordajes terapéuticos sesgados, enfocados en la reeducación de los pacientes cuya finalidad atañe a la reinserción del sujeto “disfuncional” en la sociedad. 

¿De qué se tratan las toxicomanías?
Pregunta compleja y que sin duda merece un análisis minucioso. Para este efecto será necesario acudir a los planteamientos de algunos teóricos que, desde el psicoanálisis, esbozan definiciones que recaen en cuestionamientos a los axiomas tradicionales construidos alrededor de este tema. Sylvie Le Poulichet
realiza un recorrido histórico sobre las concepciones más comunes de la adicción, sirviéndose del análisis de varios discursos como el médico, el jurídico, el psicológico para dar cuenta de la complejidad que atraviesa este campo. “La toxicomanía, como entidad, ha servido siempre de soporte a la transmisión de otros mensajes (ideológicos, morales, políticos…)” (Le Poulichet, 2005, p. 24) esto da cuenta que, sobre este tema, se han construido diversos discursos que inciden directamente en el modo en el que el tratamiento
es concebido y practicado.

Por lo tanto, se hace cada vez más necesaria la capacitación en este campo; una formación que reconozca la complejidad de la problemática y posibilite cuestionar los lugares comunes, ir más allá de las “técnicas”  y la nosología y posibilitar otra lectura sobre aquello que está detrás de una adicción. Un abordaje psicoanalítico se presenta como una opción, entre las tantas, para trabajar al sujeto tomado por su
compulsión y dar lugar al sujeto del inconsciente.

 

1.      
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